La educación Montessori es un método pedagógico que se basa en los principios y la filosofía de Maria Montessori, una médica, educadora y activista italiana que dedicó su vida a mejorar la educación de los niños y las niñas. Su propuesta se caracteriza por respetar el desarrollo natural de las capacidades de los alumnos, fomentar su autonomía, creatividad y curiosidad, y ofrecerles un ambiente preparado y estimulante para su aprendizaje.
Maria Montessori nació en 1870 en Italia, en una época en la que las mujeres tenían pocas oportunidades de acceder a la educación superior. Sin embargo, ella rompió las barreras de género y se convirtió en una de las primeras mujeres médicas de su país. Su interés por la educación surgió al trabajar con niños y niñas con discapacidad intelectual, a quienes observó y atendió con una mirada científica y humanista. Más tarde, amplió sus estudios en biología, filosofía y psicología, lo que le permitió crear una teoría sobre el desarrollo humano y una metodología educativa basada en la observación y la experimentación.
El método Montessori se empezó a aplicar en 1907, cuando Maria Montessori abrió la primera Casa dei Bambini (Casa de los Niños) en Roma, una escuela para niños y niñas de familias pobres. Allí puso en práctica sus ideas pedagógicas, que se basaban en los siguientes principios:
- Aprendizaje por descubrimiento: se entiende que los niños y las niñas aprenden mejor mediante el contacto directo, la práctica y el descubrimiento que a través de la instrucción directa. Por ello, se les ofrece materiales didácticos que les permiten explorar y manipular diferentes conceptos y habilidades.
- Preparación del entorno educativo: se procura que el ambiente esté adaptado a las necesidades de los alumnos en función de su edad. Además debe propiciar el movimiento y la realización de actividades, estar limpio y ordenado, ser estéticamente atractivo y contar con elementos naturales como plantas dentro y fuera del aula. Todos los materiales que se utilizan son de tamaño infantil, están ordenados y en estantes o muebles bajos para que el niño o la niña acceda con facilidad.
- Independencia: se respeta el ritmo y el estilo de aprendizaje de cada niño o niña, así como sus intereses y preferencias. Se les permite elegir la actividad que quieren realizar y cambiar de una a otra cuando lo desean. Se les enseña a ser responsables de sus propias acciones y a cuidar de sí mismos, de los demás y del entorno.
Concentración: se facilita que los niños y las niñas se concentren en lo que hacen, evitando interrupciones o distracciones innecesarias. Se les da